Reflexiones

Reflexión sobre mi profesión Docente

La docencia es una profesión que te exige mucho de diversas maneras, pero es hermosa ya que ese esfuerzo se ve reflejado en el trabajo que se realiza con los alumnos y los aprendizajes que logran a partir de esto.

Durante mis tres años de experiencia en Secundaria, he vivido la adaptación a cada uno de los grupos en los que imparto clases, ya que cada año vienen alumnos diferentes y de cierta forma, más avanzados o con más problemas que antes, por lo que es mi trabajo crear estrategias para impartir mi clase de acuerdo a las características que los alumnos que conforman cada grupo, con muchas diferencias entre un grupo y otro. Incluso muchas de las actividades que pueden funcionar con un grupo, con otro no lo hacen, debido a ello la planeación debe ser adecuada al tipo de alumnos que tenemos y por grupo, no solo por asignatura.

La mejor experiencia como docente es el ver y comprobar que mis alumnos están aprendiendo día con día, que el trabajo realizado este bien hecho y de alguna manera esa es la mayor recompensa. Ver a mis alumnos en concursos, pararse frente al grupo o frente a la escuela para hablar de lo que aprendieron de algún tema, realizar experimentos y proyectos, o con simplemente responder una pregunta con sus propios argumentos, es un sentimiento de satisfacción, que se vuelve aún más grande si esto es reconocido por los demás y por los propios alumnos.

Diariamente los alumnos me sorprenden, verlos adaptarse, crecer, aprender, lograr sus objetivos, su alegría, sus tristezas, las formas tan distintas de ver las cosas, y el cómo conviven con otros, la increíble forma en que avanzan en su desarrollo en tan solo tres años; se aprende mucho de ellos no solo ellos aprenden de nosotros.

Estoy muy segura que tome la decisión correcta al elegir esta noble profesión, que me hace esforzarme para ser mejor cada día, no dejar de prepararme y sobre todo, contribuir a la educación de los jóvenes, poniendo mi granito de arena.